viernes, 6 de marzo de 2009

CURANDEROS HUASTECOS: Betty La Chamana (Primera Parte)


Al final de la calle Zaragoza del barrio las lomas en ciudad Valles, S.L.P., se localiza la casa donde vive Betty en compañía de su esposo y su pequeño hijo. La vivienda que habita es todavía de lámina y paredes enjarradas, de las que primero se construyeron dentro de la zona urbana. En la parte de atrás del inmueble acondicionó dentro de un cuartito el altar y las veladoras con las que se apoya para ayudar a las personas que acuden diariamente a verla, por asuntos de variada dificultad.
Betty nunca ha ejercido la carrera académica que obligadamente insistieron sus padres completara. La pasión que siente por conocer los secretos del mundo espiritual con el que todos los días tiene contacto, ha sido el motivo que le ha dado dirección a su vida. Nunca se ha anunciado en algún medio de comunicación pero su entrega en la atención de los muy diversos problemas que la gente le plantea al asistir a sus consultas, habla por si mismo de su seriedad y ha hecho que a la fecha tenga un amplio directorio de personas que continuamente acuden con ella, para buscar curación a sus males.
El don de Betty consiste en interpretar mediante una fuente, esto es un vaso grande lleno de agua además de una baraja mexicana, los problemas que aquejan a sus pacientes. La videncia que le permite hacer esto data desde que tenía 7 años de edad, cuando empezó a tener visiones y “desdoblamientos” que le infundieron un notable temor por la oscuridad y las sombras. Soñaba con sucesos que involucraban a sus familiares en previsiones de enfermedades y decesos, por lo que su Madre le recomendaba siempre acudir con el sacerdote de la iglesia para que por medio de oraciones desapareciera esa facultad en ella.
Betty sabe que a todos los que poseen el don que por ley divina les obsequiaron, corren cierto grado de riesgo pues constantemente son atacados por seres de bajo perfil astral que habitan el mundo espiritual y que tienen intenciones malas, contrarias a las de los seres de luz de los que ella se auxilia para internarse en el mundo de los espíritus.
Recuerda que cuando tenía 14 años de edad, una de sus compañeras de escuela la invitó a visitar un centro espiritual al que asistían asiduamente sus padres, pero el estar presente en el desarrollo de la ceremonia que celebraba un ritual especial, le provocó profundos malestares que sólo fueron curados con las oraciones que le brindaron las personas que participaban en el. Esto se debió a que Betty no sabia que su don, estaba ya en ella sin poder controlarlo.
Un día al salir de la escuela, Betty acudió a la casa de la persona que le fabricaba los uniformes y ahí conoció a una señora muy humilde llamada Doña Mary, quien de inmediato le detectó el don que poseía, y la invitó a que la visitara en su casa para platicar sobre el asunto la que por cierto, vivía muy cerca de ella sin saberlo. Días después al visitarla le sorprendió mucho que dentro de aquella humilde morada que tantas veces pasó desapercibida para ella, hubiera un altar muy grande y colorido en el que Doña Mary veía muchas cosas, pues contaba con un don similar al que la chica poseía.

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