Durante todo el tiempo en que transcurre este trance espiritual se le escuchan algunas oraciones que son contestadas puntualmente por su asistente, tal como si se tratase de una liturgia católica; el punto mas emotivo del evento llega cuando comienza a mostrar grotescos signos epilépticos que contorsionan todo su cuerpo, y después de varios cambios de posiciones en que viene un silencio sepulcral por algunos minutos, para después con un nuevo tono de voz y una actitud diferente, empieza a hablar con los concurrentes tal como si fuese otra persona, dando la impresión de que “alguien” se apodera de su cuerpo y de su voluntad.
Sin perder la concentración y la postura que adopta, y una vez que el espíritu invitado a la sesión se presenta y dice de donde venir, su ayudante conmina al paciente para que inicie con las preguntas de los temas que le interesan o que alteran el ritmo de su vida o de su salud, para que pueda aclararle sus dudas y mitigarle sus angustias, sus dolencias y sus preocupaciones. En algunas ocasiones muy contadas y especiales, Galdino sostiene que por medio de el hasta les dicen los números ganadores de la lotería, pero eso si, a muy pocas personas.
Las preguntas que los pacientes formulan a los espíritus que se hacen presentes en el consultorio a través de Galdino, en ocasiones se prolongan por varias horas, esto de acuerdo con la variedad y complejidad de las dudas que sean planteadas por ellos, y también atendiendo a la poca o mucha disponibilidad que los espíritus tengan para responderlas, pues no en todos los casos se muestran abiertos.
Ya que concluye el tiempo de concentración y los espíritus salen del cuerpo de Galdino, su asistente inicia con los preparativos de las diligencias en las que se repiten las oraciones iníciales de apertura, para después de algunos minutos concluir el evento y así el curandero pueda abrir lenta y pausadamente los ojos; una vez que concluye muestra signos de mucho cansancio y mucha irritación.
Pasados unos minutos y cuando ya se encuentra medianamente recuperado, pregunta a sus pacientes sobre lo que les dijeron los espíritus que se hicieron presentes a través de su cuerpo, dejando suponer, que en realidad no se enteró de lo que en esa habitación se hablo mientras estuvo en trance. Las conversaciones que vienen después de este rito de sanación, son agradables y muy objetivas, ya que mantiene una actitud de profundo respeto por lo que conoce y especialmente, por lo que desconoce en relación con estos misterios de la sanación espiritual.
Es muy fácil llegar con Galdino y ser recibido en su casa sin previo aviso. Su disposición de anfitrión asegura que cuando lo visiten quedarán plenamente satisfechos con su persona y su trabajo pues es además de todo, un ser con calidez humana que siempre está dispuesto a charlar amenamente de los temas que le apasionan.
Sin perder la concentración y la postura que adopta, y una vez que el espíritu invitado a la sesión se presenta y dice de donde venir, su ayudante conmina al paciente para que inicie con las preguntas de los temas que le interesan o que alteran el ritmo de su vida o de su salud, para que pueda aclararle sus dudas y mitigarle sus angustias, sus dolencias y sus preocupaciones. En algunas ocasiones muy contadas y especiales, Galdino sostiene que por medio de el hasta les dicen los números ganadores de la lotería, pero eso si, a muy pocas personas.
Las preguntas que los pacientes formulan a los espíritus que se hacen presentes en el consultorio a través de Galdino, en ocasiones se prolongan por varias horas, esto de acuerdo con la variedad y complejidad de las dudas que sean planteadas por ellos, y también atendiendo a la poca o mucha disponibilidad que los espíritus tengan para responderlas, pues no en todos los casos se muestran abiertos.
Ya que concluye el tiempo de concentración y los espíritus salen del cuerpo de Galdino, su asistente inicia con los preparativos de las diligencias en las que se repiten las oraciones iníciales de apertura, para después de algunos minutos concluir el evento y así el curandero pueda abrir lenta y pausadamente los ojos; una vez que concluye muestra signos de mucho cansancio y mucha irritación.
Pasados unos minutos y cuando ya se encuentra medianamente recuperado, pregunta a sus pacientes sobre lo que les dijeron los espíritus que se hicieron presentes a través de su cuerpo, dejando suponer, que en realidad no se enteró de lo que en esa habitación se hablo mientras estuvo en trance. Las conversaciones que vienen después de este rito de sanación, son agradables y muy objetivas, ya que mantiene una actitud de profundo respeto por lo que conoce y especialmente, por lo que desconoce en relación con estos misterios de la sanación espiritual.
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