Al pueblo de Tanquian de Escobedo se llega tomando por la carretera federal 70 desde ciudad Valles en dirección a Tampico; al pasar Tamuín se desvía a la derecha en el crucero con la carretera estatal llamada eje Xolol-Tamuín. Durante el recorrido por este camino se pueden observar algunos ranchos ganaderos que generan una gran parte de la economía a la región, además de los accesos a las ruinas del consuelo y tamtoc; es después de cruzar el pueblo de San Vicente Tancuayalab que se llega a Tanquian de Escobedo, lugar donde se asienta el domicilio particular de Juan Carlos Soni cuya ubicación exacta indican amablemente cualquiera de sus lugareños. Desde el primer momento en que se visita su casa, se percibe el cariño que siente por la herencia cultural de sus raíces en armonía con la magia y la naturaleza que con mucho respeto por el entorno, ha venido preservando.
En el jardín de su casa se encuentran más de cien distintas variedades de plantas, algunas propias de la región y otras traídas de lugares exóticos en el extranjero. Una de sus pasiones es el cultivo de las orquídeas; las tiene de muchos tipos enraizadas a los brazos de los árboles que inundan la mayor parte de su propiedad. A cada una ofrece sus cuidados con delicadeza y cariño, habla con ellas como si le escucharan, les da calor humano como si lo recibieran y a decir suyo, eso se refleja en lo esplendoroso y frondoso de sus hojas pues diariamente, dedica un importante espacio de su tiempo para ellas, para “sus queridas plantas” como las llama familiarmente.
Al entrar en su propiedad lo primero que se encuentra al paso es una fuente construida con piezas de cantera, en la que flotan majestuosos una buena cantidad de lirios de Tailandia; debajo de estas plantas si se pone cuidado, se puede observar un cauteloso y misterioso ejemplar conocido en esta región como catan, al mismo que en el sureste del País le llaman peje lagarto. Limpia, oxigenada y con mucha vida, esta fuente ofrece una fresca bienvenida a los visitantes de la casa, además de algunas mecedoras elaboradas con madera de cedro y dos soberbios morteros de madera de orejón, que antaño se utilizaron para la molienda del café y que ahora flanquean la puerta principal de la casa, construida también de madera de cedro.
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En el jardín de su casa se encuentran más de cien distintas variedades de plantas, algunas propias de la región y otras traídas de lugares exóticos en el extranjero. Una de sus pasiones es el cultivo de las orquídeas; las tiene de muchos tipos enraizadas a los brazos de los árboles que inundan la mayor parte de su propiedad. A cada una ofrece sus cuidados con delicadeza y cariño, habla con ellas como si le escucharan, les da calor humano como si lo recibieran y a decir suyo, eso se refleja en lo esplendoroso y frondoso de sus hojas pues diariamente, dedica un importante espacio de su tiempo para ellas, para “sus queridas plantas” como las llama familiarmente.
Al entrar en su propiedad lo primero que se encuentra al paso es una fuente construida con piezas de cantera, en la que flotan majestuosos una buena cantidad de lirios de Tailandia; debajo de estas plantas si se pone cuidado, se puede observar un cauteloso y misterioso ejemplar conocido en esta región como catan, al mismo que en el sureste del País le llaman peje lagarto. Limpia, oxigenada y con mucha vida, esta fuente ofrece una fresca bienvenida a los visitantes de la casa, además de algunas mecedoras elaboradas con madera de cedro y dos soberbios morteros de madera de orejón, que antaño se utilizaron para la molienda del café y que ahora flanquean la puerta principal de la casa, construida también de madera de cedro.
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