lunes, 19 de enero de 2009

EL CURANDERO JUAN CARLOS SONI (Parte 2)


Juan Carlos Soni se considera un creyente respetuoso de la medicina tradicional que intenta ir mas allá de las propiedades curativas de la plantas; para ello utiliza recursos y elementos ancestrales que están al alcance de todos en la madre naturaleza. Es hasta ahora el último descendiente que forma parte de una cadena de sabiduría que inició con su bisabuela, y que está convencido fue creada con la finalidad de curar y ayudar a quien lo necesite.
La etapa que representa la mayor importancia en sus creencias religiosas, es el culto y respeto que todos los días le rinde a la madre naturaleza de la que asegura, es la fuente de donde obtenemos todos los beneficios que las fuerzas del universo nos brindan a los mortales. Lamenta que cuando los españoles llegaron a nuestro mundo se perdieran invaluables elementos culturales y religiosos que formaban los tesoros de nuestros antepasados, por ello se ha esforzado durante muchos años en intentar rescatar la esencia de nuestras raíces; gracias a ese conocimiento histórico es que en cada práctica mágica que realiza se acompaña con cantos y rezos pronunciados en las lenguas náhuatl y tének, las cuales domina a la perfección pues así dice venerar profundamente a Tonántzin, deidad a la que considera como nuestra santa madre, fuerza creadora del universo.
El lugar de sus curaciones está rodeado de algunas figuras de madera que representan a San Miguel, las que ha ido rescatando de comunidades indígenas de la región y de las cuales, algunas tienen mas de 200 años de antigüedad. En todas ellas se puede distinguir la figura de un sol que representa a Huitzilopochtli, Dios guerrero y guía principal de los mexicas desde el inicio de su peregrinación hasta su establecimiento en Tenochtitlán, pero lamentablemente asegura que la magia de la religión antigua se pierde un poco cuando las personas empezaron a buscar explicaciones lógicas y científicas a estos fenómenos naturales. Juan Carlos sin embargo, ha sido un fiel promotor de las costumbres indígenas, ya que su lengua madre el Náhuatl, le ha permitido conocer de cerca las riquezas milenarias antiguas de nuestros antepasados, por las que desde niño siente y profesa un profundo orgullo y un religioso respeto.
Sabe que la capacidad que heredó de sus antepasados para curar a una persona es algo que se le da naturalmente, ya que al estar con sus pacientes, de manera espontanea llegan a su mente las palabras necesarias para su curación, aunque en ocasiones ni el mismo sepa su origen o su significado.
El don que le fue dado para curar fue identificado puntualmente por su abuela, desde que estaba en el vientre de su madre. Durante el séptimo mes de gestación su madre dijo escuchar claramente el llanto de su bebe en el interior de su cuerpo y muy asustada, corrió de inmediato en busca de la abuela para comunicarle el evento, quién con toda la sabiduría de sus conocimientos le explicó que esa había sido la señal que le indicaba el turno de heredarle el don, practicándole en ese momento una curación para proteger al pequeño Juan Carlos, por cierto el séptimo de sus hermanos.

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