martes, 21 de abril de 2009

CURANDEROS HUASTECOS (Gonzalo El Botánico Parte 2)

Después de mas de cuarenta años de recibir pacientes a los que ordenadamente va registrando conforme pasan a la consulta por fecha y origen, en un diario especialmente dedicado al efecto y de los cuales tiene ya varios tomos, Gonzalo ha establecido muy disciplinadamente el procedimiento de sanación que consiste en varios pasos; primero los somete a una auscultación inicial con el método tradicional espiritual que no les practica el, sino dos indígenas expertos que con yerbas, un huevo de gallina de patio y muchas oraciones, detectan los males en los pacientes; después inicia una entrevista y una auscultación del paciente de acuerdo con las indicaciones de los indígenas, elementos combinados con los que determina el tipo de mal que se aloja en su cuerpo. Si Gonzalo considera que las dolencias del paciente son ocasionadas por padecimientos que requieren de una intervención quirúrgica, en ese mismo momento se los hace saber y hasta les recomienda el médico especialista de acuerdo al diagnóstico, ya que durante todos estos años de trabajo, ha establecido muchos contactos con galenos de casi todas las ramas de la medicina, con los que intercambia opiniones para la sorpresa de muchos, debido a lo conceptual y preciso de los conocimientos médicos adquiridos empíricamente.
Recuerda con nostalgia que se inició por mera necesidad en el estudio de la botánica, cuando apenas cumplió los 10 años de edad. Una grave enfermedad de su hermano menor que le ocasionaba ataques muy fuertes, llevó a su padre a viajar por muchos lugares del País en busca de alguna persona que ayudara a su hijo, pero al no obtener ningún resultado de la medicina científica y contemplar impotente el rápido avance en la gravedad de su enfermedad, optó por buscar el mismo, algún remedio o cura que le ayudara a su desvalido hermano y fue así como inicio sus investigaciones en el fascinante mundo de las hierbas medicinales. Después de un buen tiempo de buscar encontró las plantas que según su opinión eran las adecuadas para tratarlo, y así tras el paso de varias semanas de ingesta intensiva de los tés y brebajes naturales preparados con ellas, para sorpresa de todos su hermano arrojó un parásito que mantenía alojado en alguna parte de su estómago y que era la causa que provocaba esos ataques, y que al estar fuera de su cuerpo, recuperó completamente la salud.
Gracias a esta buena experiencia Gonzalo se internó con mucha fe en el mundo de la medicina herbolaria. Entendió que de la misma manera en que pudo curar a su hermano podría ayudar a muchas personas más, que también necesitaran de la herbolaria. Ahora después de cuarenta años de largas experiencias en estas ciencias, conoce muchos secretos de las plantas y trabaja con mucho cuidado en su manejo, especialmente con las que se vuelven tóxicas cuando no se les da el tratamiento adecuado. Por iniciativa propia ha estudiado muchos temas de medicina que le han ayudado a comprender mejor el funcionamiento del cuerpo humano, lo cual se ha traducido en una estricta correlación del origen de las enfermedades y el aprovechamiento de las propiedades curativas de las plantas.
Entre los olores que emanan de plantas como el albacar, la ruda y el romero, Gonzalo es capaz de detectar los síntomas de la enfermedad que presentan sus pacientes y prescribir el tratamiento natural, que a base de plantas medicinales podrá mejorar las condiciones de su salud. También utiliza un huevo de gallina que le sirve para interpretar algunos síntomas especiales de la enfermedad, pues asegura que después de friccionar el huevo por el cuerpo de la persona enferma, y debido a la porosidad del cascarón se absorben las energías que emanan a través de la piel que al penetrar alojan en la yema y la clara, señales que indican, tal como si fuese un patrón preestablecido, las posibles causas de los males que los aquejan. Está convencido que este tipo de proceso físico dista mucho de las creencias generalizadas de la gente, en relación con las prácticas que se consideran dentro de la brujería y mas bien, los ubica dentro del contexto de la medicina tradicional, como un precepto básico del conocimiento pues su practica es ancestral.
Tiene un especial cariño y respeto por el recuerdo de Pancho Villa de quien dice no considera como un santo, sino como un símbolo espiritual, ya que está consciente de su trayectoria de bandolero por causas que obligadamente lo inclinaron a esas actividades, y por que es de gran ayuda en las curaciones espirituales que necesitan de mucha fuerza y presencia en algunos casos difíciles.
Por lo que respecta a la figura de la santa muerte, que por cierto no tiene en ninguna parte de su consultorio, sabe que es una especie de religión nueva en la que se cree que como ella tiene la facultad de quitar la vida, también posee dones espirituales que ayudan en ciertos casos de enfermedad o dificultades de tipo esotérico, muy difíciles de explicar y que solo son conocidos por muy pocas personas que los utilizan para tratar de preservar la vida.
Dentro de los conocimientos herbolarios que posee, relata que una de las enfermedades comunes en personas que viven bajo el constante estrés del ritmo de vida de las ciudades modernas, es el desorden y alteración del sistema nervioso central, que por consecuencia ocasiona enfermedades que en algunos casos, se vuelven de mucha gravedad por su inadecuada atención. El tratamiento que en cada persona se puede aplicar para remediar o incluso prevenir esta muy recurrente situación, depende de las condiciones físicas y hasta emocionales en que se encuentre el paciente y que detecta al momento de entrevistarse con el.
A pesar de no contar con título alguno que lo acredite como médico tradicional o botánico, ni hacer algún tipo de propaganda que promocione su trabajo, siempre está en disposición de recibir a cualquier persona que necesite de su ayuda, ya que para su satisfacción, hasta la fecha no ha tenido reclamo alguno de los cerca de siete mil pacientes que en todos estos años ha recibido en su casa; todos ellos debidamente documentados en su diario de visitas.
Hasta antes del año de 1996 las consultas no tenían un costo especifico y las personas le dejaban la cantidad que consideraban a su libre voluntad, pero después de eso y debido a los pagos que le empezaron a generar los registros de las autoridades administrativas, ha establecido una cuota muy accesible por consulta, incluso para el pago del contador que lleva el control de sus ingresos.
El horario en que pueden ser atendidos sus pacientes es de lunes a viernes de las ocho a las doce de la mañana.

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